Riobamba y Guayaquil
Riobamba- La ciudad en sí, nos disgustó bastante, nos costó mucho encontrar un hostal decente (no somos muy exigentes!) y con cocina, pero parecía que pedíamos algo raro. Una ciudad caótica de por si, que empeora los sábados con el mercado, las calles son intransitables.
La parte positiva fue que teníamos previsto subir el volcán Chimborazo y la ocasión era inigualable. Ya de camino podías ir disfrutando del paisaje.
La subida es de unos 8 km hasta el primer refugio, va de menos a más, pero se hace más o menos bien. A partir del primer refugio los pulmones no reciben suficiente oxígeno y la fatiga pasa factura. El camino se hace duro, pero merece mucho la pena.
La única pega fue que se nubló el día y al llegar al primer refugio (a 4800m) ya no se veía el pico. Subimos hasta los 5100 metros, pero de ahí en adelante ya tienes que contratar guía y alquilar equipo de alta montaña, por lo que dejamos ahí nuestra meta.
Guayaquil- Como todas las ciudades que vamos conociendo, no nos gustó demasiado. Es una ciudad más de tantas, con mucho tráfico y algo sucia. Tiene un bonito malecón, aunque algo descuidado.
Lo más llamativo fue la Plaza de las Iguanas, muy curioso que en el mismo centro de la ciudad, frente a la Catedral, te encuentres con muchísimas iguanas en libertad en un parque y conviviendo con palomas, tortugas y peces.
El tiempo apremia, así que hicimos noche y nos fuimos, preferimos no perder días en aquellos lugares que no nos llaman la atención.
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