Ica y Nazca
Ica- Después de pasar unos días distintos en la capital, volvemos a nuestro ritmo de viaje por la costa peruana. Ica es una pequeña ciudad donde el calor y el desierto es lo más llamativo. Planeamos una salida hasta Paracas para visitar las islas Ballestas, que es una reserva nacional donde hay pingüinos de Humboldt, leones marinos e infinidad de aves.
El Candelabro (arriba)
Navegando hacia las islas, en el camino ves El Candelabro, un geoglifo que sirve de Faro para los navegantes (está relacionado con las Líneas de Nazca).
La excursión se hace corta, pero ver este tipo de animales en la vida salvaje merece la pena.
Al día siguiente decidimos ir al único oasis de toda América, el de Huacachina. El oasis, todo hay que decirlo, tiene su parte buena y su parte menos buena.
Por un lado, te encuentras con un "minipueblo" donde todo está comercializado, algo que en un oasis no esperábamos encontrar, pero todo lo malo que tiene esto, se te va de la cabeza en cuanto miras todo lo bonito del lugar. Dunas gigantescas, el agua rodeada de palmeras y un desierto que no alcanzas a ver el final.
Entre dudas, contratamos un tour que te lleva en buggy (coches que andan por el desierto) hacia el interior del desierto, donde también desciendes las inmensas dunas en tablas de snowboard y por último miras el atardecer.
Todas las dudas que teníamos al principio, se nos disiparon nada más montar en el buggy. La belleza del lugar, atravesar dunas a toda velocidad, descender las gigantescas dunas en tabla, todo merece la pena. Sin duda, una de las mejores experiencias de nuestro viaje.
Todas las dudas que teníamos al principio, se nos disiparon nada más montar en el buggy. La belleza del lugar, atravesar dunas a toda velocidad, descender las gigantescas dunas en tabla, todo merece la pena. Sin duda, una de las mejores experiencias de nuestro viaje.
Por último, Ica nos regaló un sismo, a las 4 de la madrugada, nos despertamos por el ajetreo de las ventanas golpeándose, la casa de un lado al otro y la lámpara que parecía estar en alta mar. Para nosotros fue la primera vez que vivimos un terremoto y la verdad es que impresiona. Pero bueno, esta vez fue lo justo como para no haber destrozos, aunque el corazón por un momento fue más rápido de lo normal.
Nazca- Un breve paso por esta pequeña ciudad que vive en zona desértica, donde las famosísimas líneas hacen que la economía del lugar prospere. No contratamos el vuelo para poder ver las líneas como se merecen, pero visitamos los restos arqueológicos de paredones, el telar y los acueductos de Cantalloc, una maravilla dela ingeniería hidráulica echa por la cultura Nazca, además de la plataforma donde se atisban algunas de las famosas líneas.
Uffff ese viaje en rugby seguro q ha sido acojonante🤣🤣🤣
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