Máncora, Chiclayo y... Feliz Navidad!

    Perú comienza para nosotros, no de la mejor manera. Nada más pisar el país, y con muchas horas de viaje encima, hubo que hacer cola durante horas en la frontera, se hizo de noche, un taxi nos quiso timar, luego los buses a Máncora se hicieron imposibles... y por fin conseguimos llegar a Máncora a las 00:30h, donde todavía había que buscar hostal. 

Paso fronterizo Ecuador-Perú

    A partir de aquí comenzamos a disfrutar. Máncora, un pueblo muy turístico de la costa norte peruana, fue nuestra elección para pasar la Navidad... playa, sol y fiesta nos regalaban unas fiestas diferentes. Además tuvimos un reencuentro muy esperado con nuestra familia del viaje, Manuela y Enea (amigos alemanes desde que nos conocimos en Colombia), con ellos sería todo mucho más divertido y acogedor.

Nochevieja con menú especial

Chapuzón Navideño!! (06:30h)

  Los días transcurrieron con mucha tranquilidad y buen ambiente, un pueblo sencillo con una playa espectacular, mucha gente joven y hospedajes baratos. El pueblo en sí no ofrece mucho más, pero nos sentimos muy cómodos.

  

  Chiclayo- Siguiendo hacia el norte de Perú paramos en Chiclayo, ciudad recomendada por sus yacimientos arqueológicos.

      Después de coger una "combi" llegamos a Sipán, un yacimiento muy interesante y bien conservado, donde se encontraron tumbas y ruinas de los "Mochicas" que tú mismo puedes visitar, además de un pequeño museo orientativo.

Ruinas de Sipán

Museo de Sipán

  Destaca sobretodo la tumba de Señor de Sipán, enterrado con múltiples piezas de oro, diferentes objetos de  cerámica, animales, su hijo y esposa entre otros,  como símbolo de la importancia  en la cultura Mochica. Se dice que aún hay tesoros enterrados.

Tumba del Señor de Sipán

   Esa misma tarde, a las afueras de Chiclayo, fuimos hasta el pueblo de Lambayeque para visitar el Museo Tumbas Reales de Sipán, donde exhiben infinidad de piezas halladas en las ruinas, pese al saqueo al que fueron sometidas, y todo muy bien conservado. Este museo está considerado como uno de los diez mejores del mundo, y la verdad es que merece la pena visitarlo. Está prohibida la entrada con cámaras y móviles.