Arequipa

   Visitamos la segunda ciudad más grande de Perú en lo que sería nuestra última parada en la zona desértica. Es una ciudad bastante grande, aunque no es el concepto que tenemos de ciudad. 


   Todo se debe a que no hay grandes avenidas, ni rascacielos, ni edificios altos, debido a que se encuentra en una zona sísmica. No es que sea la ciudad más hermosa, ni mucho menos, pero la Plaza de Armas y sus alrededores son bonitos, con la Catedral, el convento, el mirador...

Plaza San Francisco
(Monasterio de los Franciscanos)

Plaza de Armas y la Catedral al fondo

     Por la noche con todo encendido tiene un encanto especial, y aunque nos cuadraron días de lluvia, pasear por sus calles es relajante.


   El mayor atractivo de Arequipa y el motivo por el que más turismo mueve, es el Cañón del Colca. Al igual que en el oasis de Huacachina, tras debatir si merecería la pena contratar una excursión con el consiguiente gasto, aceptamos, y a las tres de la mañana salimos hacia el Cañón. Para empezar, tres horas de furgoneta con desayuno incluido. La primera parada es en el Mirador de la Cruz del Cóndor, para ver dicha ave, aunque no te aseguran poder verla.


    Tras unos minutos aparecen dos, al más joven se le distingue porque aún no tiene el collar blanco en el cuello.



   Es impresionante verlos volar, y aún encima tuvimos la suerte de que se posaron al lado nuestra.  Seguimos la marcha y llegamos a la zona donde empieza nuestra caminata de doce kilómetros, que serán mayormente de descenso. Las primeras vistas son increíbles, con el río al fondo del cañón, pequeñas aldeas de indígenas, montañas nevadas,etc.


En el fondo del cañón, el "oasis" donde dormiremos

  Además, nos tocó un guía bastante peculiar, Juanito, que a primera vista parece un simple campesino y cuando empieza a hablar, sabe siete idiomas y de todo lo que le preguntes. Durante la caminata, parajes increíbles y la compañía de un grupo de viajeros que parece que nos conocemos de hace tiempo.



   Al final del día, llegamos al fondo del cañón, donde dormiremos, no sin antes disfrutar de un bañito en la piscina.


    Al día siguiente, a las cinco ponemos rumbo hacia la cima del cañón, un duro sendero de 6 kilómetros, en los que subes 1100 metros de altura.

Dejando atrás el "oasis" (05:30 am)

       La verdad es que es dura la subida, pero las vistas y la satisfacción al llegar arriba merecen la pena. Las piernas tiemblan del cansancio tras dos horas de subida.


   Además, contemplamos al fondo, el volcán activo Mistic, que hace dos explosiones. Por último, una breve parada para ver las terrazas preincas y vuelta hacia Arequipa para poner rumbo hacia Cuzco.

Volcán Mistic

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