Santa Cruz, Samaipata y Cochabamba
Santa Cruz- Es la segunda ciudad más grande de Bolivia, sí realmente grande, se divide en anillos en torno al centro, llegando a los ocho. Nuestra estancia no estuvo muy dedicada a recorrer toda la ciudad, pero creemos que tampoco mucho de atractivo...
Visitamos la plaza del Coronel Ignacio Warnes, el parque urbano, un mercado enorme, donde te pierdes si entras allí!(es como intentar salir del Ikea,jajaja),... A los dos días nos trasladamos a las afueras para intentar ayudar, algo asi como un voluntariado, con Naima, Inmaculada y Ester, que nos acogieron como n los brazos abiertos.
Allí visitamos una aldea a las afueras de la ciudad, donde nos divertimos como niños, intentando sacar una sonrisa a los más pequeños, que viven en unas condiciones precarias, además de llevar comida a tres familias que fue duro ver en qué estado vivían.
Catedral de Santa Cruz
Visitamos la plaza del Coronel Ignacio Warnes, el parque urbano, un mercado enorme, donde te pierdes si entras allí!(es como intentar salir del Ikea,jajaja),... A los dos días nos trasladamos a las afueras para intentar ayudar, algo asi como un voluntariado, con Naima, Inmaculada y Ester, que nos acogieron como n los brazos abiertos.
Allí visitamos una aldea a las afueras de la ciudad, donde nos divertimos como niños, intentando sacar una sonrisa a los más pequeños, que viven en unas condiciones precarias, además de llevar comida a tres familias que fue duro ver en qué estado vivían.
Samaipata- Un pueblo pequeño, a dos horas de Santa Cruz, que destaca por estar en medio de la naturaleza. Allí encontramos un camping con muy buen ambiente, nos quedamos varios días y cuadramos con varios españoles (algo no muy frecuente). Caminamos hasta un par de miradores, metidos entre viñedos y bosque.
En esta caminata, probamos una deliciosa mermelada de higos casera, hecha por Doña Blanca. Al día siguiente nos fuimos hasta el parque Cuevas, donde visitamos y disfrutamos de una agradable caminata y de unos buenos baños en las bonitas cascadas.
Del pueblo en sí, destaca la tranquilidad y su plaza, que aunque pequeña, siempre está bien descansar un ratito a la sombra de sus árboles.
En esta caminata, probamos una deliciosa mermelada de higos casera, hecha por Doña Blanca. Al día siguiente nos fuimos hasta el parque Cuevas, donde visitamos y disfrutamos de una agradable caminata y de unos buenos baños en las bonitas cascadas.
Cochabamba- Nada más llegar, el ajetreo del mercado ya nos hace ver que a este lugar no se viene por la tranquilidad y el descanso. Se trata de una ciudad muy movida, tanto por el día como por la noche. Por el día, durante toda la semana, una parte de la ciudad es invadida por puestos de fruta, hortalizas, carne, ropa,etc. Y por la noche, karaokes, discotecas, pubs, bares y restaurantes llenan las calles de alboroto.
La plaza de la Catedral se llena de gente y sus alrededores llenos de comercios dan mucha vida a esta parte de la ciudad.
De la ciudad destaca el Cristo de la Concordia, en el cerro San Pedro. Para llegar hasta allí, puedes coger un teleférico o si eres un poquito más valiente, subir sus casi 1500 escalones, evidentemente nosotros fuimos valientes.
Aunque dura, la subida merece la pena y al llegar arriba la vista es increíble, además del Cristo, que es similar al de Río de Janeiro.
Aunque dura, la subida merece la pena y al llegar arriba la vista es increíble, además del Cristo, que es similar al de Río de Janeiro.
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